ERES EL VISITANTE Nº

PUEBLA


PUEBLA Once años desde Medellín (1968) del 28 de enero al 13 de febrero se reunieron los obispos de toda América Latina con sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos, para reflexionar sobre la evangelización en el presente y en el futuro del continente. La III Conferencia General fue programada inicialmente para el año 1978. pero la muerte de Pablo VI , quien ya había convocado esta nueva Conferencia dejó momentáneamente en supuesto la asamblea. Fue elegido como sucesor de San Pedro a Juan Pablo I, pero a los 30 días también partió al seno del Padre. Fue elegido entonces el cardenal Wojtyla como Juan Pablo II. Ambos Pontífices confirmaron la convocatoria a la III Conferencia general, pero fue imposible que se retrasara su realización. Sin embargo, esta circunstancia permitió que sea, como en la anterior Conferencia General, el mismo Romano Pontífice quien inaugure la asamblea.

Las circunstancias sociales de América Latina se había agravado. Se imponía una situación de la Iglesia y de su presencia en nuestras sociedades. Se veía claro que hacia falta profundizar y completar a Medellín, pero, ¿estaba cumpliendo la Iglesia con su abierto un comprometedor horizonte de trabajo? El Papa Juan Pablo II invita a: tomar como punto de partida las conclusiones de Medellín, con todo lo que tienen de positivo, pero sin ignorar las incorrectas interpretaciones a veces hechas y que exigen sereno discernimiento, oportuna crítica y claras tomas de posición. La asimilación en la reflexión teológica y en la praxis pastoral de categorías y propuestas ideológicas, tomadas del marxismo, generó un desgastante proceso de esclarecimiento. Lo socio-político desplazó en no pocas ocasiones lo esencial de la vida de la Iglesia. La expresión más significativa de este problema fue la llamada teología de la liberación en su versión marxista.
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